El
autor de la tesis doctoral presentada y aprobada cum
laude en
la Universitat Jaume I de Castellón, Remigi Morant, explica el
desarrollo de las escuelas musicales en un contexto social e
histórico en el que los alumnos de muchos pueblos no podían acceder
a la formación de los conservatorios de las ciudades o a clases
particulares reservadas a la élite burguesa. Desde esta perspectiva,
las escuelas locales motivaron “la democratización de la música”
y con el paso de los años han dado formación a cientos de miles de
niños.
Morant
constata también los “grandes beneficios educativos” de la
música, que aporta a los estudiantes seguridad, responsabilidad,
confianza, autodisciplina y compromiso en su tarea. En su tesis
concluye que la formación musical redunda en los alumnos que la
reciben en mejores resultados académicos.
Al
analizar la supervivencia de las escuelas musicales, Morant destaca
que es necesario dotarlas de “un proyecto educativo propio y
diferenciado de los conservatorios”, y de una renovación
pedagógica y de investigación “apoyada con una financiación
adecuada” de la Administración, como ocurre en el resto de
comunidades autónomas. En el caso valenciano, las escuelas están
adscritas a las sociedades musicales, que son entidades sin ánimo de
lucro que solo alcanzan a recaudar un 23% en concepto de ayudas
públicas. La formación la mantienen, básicamente, las
sociedades musicales y las familias. Con los recortes de la crisis,
la aportación pública, que sigue siendo esencial para su
mantenimiento, se ha reducido drásticamente.
Remigi
Morant, que es asesor educativo de la Federación de Sociedad
Musicales de la Comunidad Valenciana, destaca asimismo el papel de
esta entidad en el trabajo de sensibilización de la música como
“eficaz herramienta” en el rendimiento educativo y en la lucha
contra el fracaso y abandono escolar. En esa línea, la investigación
aborda a través de numerosas encuestas la situación del
profesorado ante su “histórica discriminación” por impartir una
enseñanza no reglada. Los encuestados en la investigación piden una
nueva reglamentación que reconozca a las escuelas musicales como
centros de pleno derecho.
EL
PAÍS 6 ABR 2013, CET
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